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¿Se utilizan PFAS en los envases alimentarios? 5 datos esenciales para su empresa en 2025

Ago 29, 2025

Resumen

Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) representan una clase de sustancias químicas sintéticas ampliamente incorporadas a los materiales de envasado de alimentos debido a sus deseables propiedades repelentes al aceite y al agua. Un examen de la literatura científica actual y de los marcos normativos a partir de 2025 revela que su uso, aunque está disminuyendo bajo presión, sigue siendo un problema importante. El núcleo del problema radica en la extrema persistencia de los PFAS en el medio ambiente y su capacidad para migrar de los envases a los alimentos, lo que provoca la exposición humana. Esta exposición está vinculada a una serie de resultados adversos para la salud, como alteraciones metabólicas, efectos sobre el sistema inmunitario y problemas de desarrollo. En respuesta, los organismos reguladores de Estados Unidos y la Unión Europea están aplicando restricciones y prohibiciones cada vez más estrictas a los PFAS en los materiales en contacto con alimentos. Este panorama legal en evolución, unido a la creciente concienciación de los consumidores, obliga a las industrias alimentaria y de envasado a buscar y validar alternativas más seguras y libres de PFAS para mitigar los riesgos legales, proteger la salud pública y mantener la integridad de la marca en un mercado que prioriza la seguridad y la sostenibilidad.

Principales conclusiones

  • Los productos químicos PFAS proporcionan resistencia a la grasa y al agua a los envases alimentarios de papel y fibra.
  • Estas "sustancias químicas para siempre" pueden migrar de los envases a los alimentos y provocar su exposición.
  • Entre los riesgos para la salud relacionados con los PFAS figuran las enfermedades tiroideas, el colesterol alto y la inmunodepresión.
  • La cuestión de se utilizan PFAS en los envases alimentarios se enfrenta a una normativa mundial más estricta en 2025.
  • Las empresas deben verificar sus cadenas de suministro para asegurarse de que utilizan materiales realmente libres de PFAS.
  • En la actualidad existen alternativas eficaces y comercialmente viables a los envases tratados con PFAS.
  • La transición a envases más seguros protege la salud del consumidor y mejora la reputación de la marca.

Índice

1. La presencia omnipresente: Cómo y por qué se utilizan los PFAS en los envases alimentarios

Para comprender el alcance del reto que plantean las sustancias perfluoroalquílicas y polifluoroalquílicas, primero hay que entender su naturaleza fundamental y el papel funcional que han llegado a desempeñar en el comercio moderno. La omnipresencia de estas sustancias químicas no es fruto de la casualidad o la maldad, sino que sus propiedades únicas ofrecen una solución elegante a un problema persistente en la industria alimentaria: la contención. La propia comodidad de una comida para llevar, un tentempié apto para microondas o un pastel de panadería que no empapa su recipiente de grasa tiene una deuda con el ingenio químico que produjo los PFAS. Sin embargo, a medida que se profundiza en nuestros conocimientos científicos, nos vemos obligados a enfrentarnos a las consecuencias imprevistas de este ingenio, cuestionando el pacto que hicimos entre la comodidad y la seguridad a largo plazo.

¿Qué son exactamente los PFAS? Introducción a las "sustancias químicas para siempre

Imagine que construye una cadena en la que cada eslabón es excepcionalmente fuerte. Ahora, imagine que recubre esa cadena con un escudo que repele casi todo lo que toca. Esta es una forma simplificada, pero útil, de pensar en los PFAS. Son una gran familia de miles de sustancias químicas sintéticas caracterizadas por una cadena de átomos de carbono unidos a átomos de flúor. El enlace carbono-flúor es uno de los más fuertes de la química orgánica. Esta notable estabilidad es la fuente tanto de su valor comercial como de su persistencia medioambiental.

Esta unión es tan robusta que resiste la degradación por el calor, el agua, el aceite y las reacciones químicas. Por eso se les suele llamar "sustancias químicas para siempre": no se descomponen fácilmente en el medio ambiente ni en nuestro organismo. Cuando los científicos hablan de estos compuestos, suelen referirse a su estructura molecular, que les confiere sus propiedades únicas. Como señala Hirose Paper MFG, la alta electronegatividad del flúor crea estos enlaces increíblemente estables, lo que hace que los PFAS sean resistentes a las reacciones químicas y les confiere la durabilidad que los ha hecho tan ampliamente utilizados en aplicaciones que van desde las espumas contra incendios hasta los cosméticos y, lo que es más relevante para nuestro debate, el envasado de alimentos. La familia de los PFAS es muy amplia, e incluye compuestos de cadena larga como el PFOA (ácido perfluorooctanoico) y el PFOS (sulfonato de perfluorooctano), que se han eliminado en gran medida debido a sus conocidos riesgos para la salud, y los PFAS más nuevos, de cadena corta, que se desarrollaron para sustituirlos, pero que ahora también están siendo objeto de escrutinio.

El atractivo funcional: Resistencia a la grasa, el agua y el calor

La principal razón por la que los PFAS se han colado en los envases alimentarios es su notable capacidad para funcionar como tensioactivos. En este contexto, actúan como barrera, impidiendo que los líquidos y las grasas se filtren a través de los envases de papel y cartón. Pensemos en la humilde caja de pizza. Sin una barrera, la grasa del queso y los ingredientes saturaría rápidamente el cartón, comprometiendo su integridad estructural y creando un desastre. El mismo principio se aplica a los envoltorios de comida rápida para hamburguesas y patatas fritas, los platos desechables, las bolsas de palomitas para microondas y los cuencos de fibra moldeada que a menudo se comercializan como opciones "ecológicas" compostables.

Los PFAS se aplican a la superficie de estos productos de papel, creando un revestimiento de baja energía superficial. Esto significa que las sustancias con alta tensión superficial, como el agua y el aceite, se acumulan y son repelidas en lugar de ser absorbidas. Esta funcionalidad se convirtió en la piedra angular de la industria de envases alimentarios de un solo uso, ya que permite transportar y consumir una gran variedad de alimentos sin que falle el envase. Los productos químicos resuelven los problemas prácticos de las fugas, la suciedad y las manchas, que son críticos para la satisfacción del consumidor y la seguridad alimentaria a corto plazo. La cuestión central que debemos plantearnos ahora es si esta funcionalidad a corto plazo justifica los riesgos a largo plazo asociados a su uso.

Culpables comunes: Identificación de tipos de envases con alto riesgo de PFAS

Aunque es imposible saber si un artículo concreto contiene PFAS con solo mirarlo, la investigación y las pruebas han identificado ciertas categorías de envases alimentarios que históricamente tienen una alta probabilidad de haber sido tratados con estas sustancias químicas. Las empresas y los consumidores deben prestar especial atención a estos productos.

Categoría de envases Función principal de los PFAS Ejemplos comunes
Envoltorios y revestimientos Barrera antigrasa Envoltorios para hamburguesas, envoltorios para bocadillos, mangas pasteleras, fundas para patatas fritas
Bolsas Barrera antigrasa y antihumedad Bolsas de palomitas para microondas, bolsas de comida para mascotas, bolsas de café
Cajas y contenedores Barrera antigrasa y antihumedad Cajas de pizza, cubos de pollo frito, envases de comida para llevar (clamshells)
Productos de fibra moldeada Repele la grasa y el agua Cuencos y platos "compostables", bandejas de comida
Papel de horno Antiadherente y antigrasa Papel de pergamino, moldes para magdalenas

Es especialmente importante destacar los productos de fibra moldeada. A menudo fabricados a partir de materiales como el bagazo de caña de azúcar o el bambú, se comercializan entre los consumidores concienciados con el medio ambiente como una alternativa sostenible al plástico. Sin embargo, sin una barrera funcional, estos materiales porosos absorberían rápidamente la humedad y los aceites. Para hacerlos funcionales a la hora de contener alimentos calientes, húmedos o grasientos, muchos fabricantes los han tratado históricamente con PFAS. Esto crea una paradoja en la que un producto percibido como "verde" podría ser una fuente de contaminación química persistente.

Uso intencionado frente a contaminación no intencionada

El debate sobre si se utilizan PFAS en los envases alimentarios se complica por la distinción entre adición intencionada y contaminación no intencionada. El uso intencionado es sencillo: un fabricante aplica deliberadamente un revestimiento a base de PFAS a un producto de papel o cartón para conseguir una característica de rendimiento deseada, como la resistencia a la grasa. Esta ha sido la práctica habitual durante décadas.

Sin embargo, el problema es más profundo que la mera aplicación intencionada. La contaminación involuntaria puede producirse por varias vías. Como destaca Consumer Reports, el uso generalizado de PFAS significa que pueden entrar inadvertidamente en el proceso de fabricación. Por ejemplo:

  • Materiales reciclados: Si se reciclan productos de papel que contienen PFAS, las "sustancias químicas para siempre" pueden pasar a la nueva pasta reciclada. Esta pasta puede utilizarse entonces para crear nuevos envases alimentarios que no hayan sido tratados intencionadamente pero que, sin embargo, estén contaminados.
  • Equipos de fabricación: Los PFAS pueden utilizarse como auxiliares tecnológicos o agentes desmoldeantes en la maquinaria industrial que fabrica papel y envases. Pequeñas cantidades de estas sustancias químicas pueden transferirse del equipo al producto final.
  • Suministro de agua: El agua utilizada en el propio proceso de fabricación de la pasta de papel puede estar contaminada con PFAS procedentes de vertidos industriales aguas arriba, lo que introduce las sustancias químicas al principio del ciclo de producción.

Esta complejidad dificulta a las empresas la tarea de garantizar una cadena de suministro limpia. Recibir simplemente la garantía de un proveedor de que no añade PFAS intencionadamente puede no ser suficiente. Un planteamiento exhaustivo requiere pruebas y verificaciones para tener en cuenta estas otras posibles fuentes de contaminación.

2. Los riesgos invisibles: Consecuencias sanitarias y medioambientales de la exposición a los PFAS

La utilidad de los PFAS en los envases alimentarios tiene un coste, que no es inmediatamente visible en un balance, pero que se mide en daños potenciales para la salud humana y la estabilidad ecológica. La misma estabilidad química que hace que estas sustancias sean eficaces también las convierte en peligrosas. Están hechas para durar, y lo hacen, en el medio ambiente, en la fauna y en nosotros. El viaje desde un envoltorio antigrasa hasta el torrente sanguíneo humano es una vía científicamente documentada que plantea profundas cuestiones sobre los materiales que permitimos que entren en contacto con nuestros alimentos. Examinar esta vía requiere una evaluación clara de la ciencia de la migración química y de las pruebas cada vez más numerosas de su impacto biológico.

Del envase a la persona: La ciencia de la migración química

La migración química es el proceso por el que las sustancias pasan de un material, como el envase alimentario, al alimento que contiene. No se trata de un riesgo teórico; es un fenómeno bien establecido en la ciencia alimentaria. En el caso de los PFAS, la probabilidad y la velocidad de migración dependen de varios factores:

  • Temperatura: Los alimentos calientes aumentan significativamente la velocidad a la que los PFAS pueden filtrarse de los envases. Una hamburguesa caliente y grasienta en un envoltorio o una sopa en un bol de fibra moldeada crean las condiciones ideales para la migración.
  • Contenido en grasa: Los PFAS son tanto lipofóbicos (repelen el aceite) como hidrofóbicos (repelen el agua), pero pueden migrar más fácilmente a los alimentos grasos y aceitosos.
  • Hora de contacto: Cuanto más tiempo permanezcan los alimentos en el envase, más tiempo tendrán las sustancias químicas para migrar. Los alimentos almacenados durante periodos prolongados en envases tratados suponen un riesgo mayor.
  • Tipo de PFAS: La estructura química del PFAS utilizado es importante. Los PFAS más antiguos, de cadena larga, migran con facilidad. Aunque la hipótesis era que los PFAS más nuevos, de cadena corta, eran menos bioacumulativos, los estudios demuestran que también migran de los envases y son muy móviles en el medio ambiente.

Una vez que los PFAS han pasado a los alimentos, se ingieren junto con la comida. Como nuestro organismo carece de un mecanismo eficaz para descomponer el potente enlace carbono-flúor, estas sustancias químicas pueden acumularse con el tiempo. Un estudio publicado en Environmental Science & Technology Letters descubrió que las personas que comían habitualmente palomitas de microondas o comida rápida tenían niveles significativamente más altos de PFAS en la sangre que las que no lo hacían, lo que vincula directamente los hábitos de consumo con la carga química corporal. El Centro Nacional de Información Biotecnológica (NCBI) confirma que, al igual que muchas otras sustancias químicas en contacto con los alimentos, se ha demostrado que los PFAS migran de los envases a los alimentos, lo que constituye una vía directa de exposición humana.

Problemas de salud documentados: Una mirada a las pruebas científicas

Décadas de investigación toxicológica y epidemiológica han relacionado la exposición a los PFAS con una preocupante serie de resultados adversos para la salud. Es importante abordar estas pruebas sabiendo que demuestran una asociación y un riesgo, no una garantía de enfermedad en todas las personas expuestas. Sin embargo, la coherencia de los resultados de numerosos estudios es convincente. La Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU. (EPA) y otros organismos sanitarios internacionales han relacionado la exposición a PFAS con:

  • Efectos metabólicos y hepáticos: El aumento de los niveles de colesterol es uno de los efectos más documentados. Los PFAS también pueden afectar a la función hepática, provocando un aumento de las enzimas hepáticas.
  • Supresión del sistema inmunitario: La exposición, incluso a niveles bajos, puede reducir la eficacia de las vacunas en los niños y aumentar la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas.
  • Cánceres: Algunos PFAS, en particular el PFOA, se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer de riñón y testículos.
  • Alteración de la hormona tiroidea: Estas sustancias químicas pueden interferir en el sensible sistema endocrino del organismo, afectando a la función tiroidea, fundamental para el metabolismo, el crecimiento y el desarrollo.
  • Problemas de desarrollo y reproducción: La exposición prenatal a los PFAS se asocia con bajo peso al nacer, retrasos en el desarrollo de fetos y lactantes y disminución de la fertilidad.

No se trata de preocupaciones menores. Representan graves alteraciones de procesos biológicos fundamentales. El reto para los organismos reguladores y los responsables de la salud pública es que todos estamos expuestos a una compleja mezcla de estas sustancias químicas procedentes de diversas fuentes, lo que dificulta determinar con exactitud la contribución de los envases alimentarios frente a la del agua potable o los productos de consumo. No obstante, los envases alimentarios siguen siendo una fuente de exposición importante y, sobre todo, evitable.

El problema "para siempre": persistencia ambiental y bioacumulación

La expresión "sustancias químicas para siempre" no es una hipérbole. La estabilidad química de los PFAS significa que persisten en el medio ambiente durante décadas, si no siglos. Cuando se desecha un envase alimentario tratado con PFAS, su viaje dista mucho de haber terminado.

Si van a parar a un vertedero, los PFAS pueden filtrarse con el tiempo a medida que el material de papel se descompone, contaminando el lixiviado, el líquido que se filtra a través de los residuos. Este lixiviado puede contaminar las aguas subterráneas y superficiales si no se contiene y trata adecuadamente.

Si el envase se composta, la situación puede ser aún más problemática. Los cuencos y platos de fibra moldeada que contienen PFAS se comercializan a menudo como "compostables", pero los PFAS no se descomponen durante el proceso de compostaje. En cambio, contaminan el compost final. Cuando este compost se aplica a jardines o campos agrícolas, los PFAS son absorbidos por las plantas, entrando en la cadena alimentaria por su base. A partir de ahí, pueden acumularse en los animales y, en última instancia, volver a los seres humanos. Esto crea una vía de contaminación circular que es increíblemente difícil de romper.

Este proceso de aumento de la concentración en los organismos vivos de la cadena alimentaria se denomina biomagnificación. Como los PFAS se unen a las proteínas de la sangre y el hígado, no se excretan fácilmente y su concentración aumenta con cada exposición, lo que supone una amenaza toxicológica a largo plazo tanto para la fauna como para los seres humanos.

Contaminación global: Más allá del vertedero

El impacto medioambiental de los PFAS no se limita a los vertederos. Estas sustancias químicas son muy móviles. Pueden recorrer largas distancias a través de las corrientes de agua y el transporte atmosférico. Como resultado, se han detectado PFAS en los rincones más remotos del planeta, desde los casquetes polares del Ártico hasta los cuerpos de los osos polares. Se encuentran en el agua de lluvia, los océanos y los suelos de todo el mundo.

Esta distribución mundial significa que incluso las comunidades alejadas de cualquier lugar de fabricación o eliminación pueden verse afectadas. Subraya la realidad de que lo que ponemos en nuestros productos y en nuestros flujos de residuos no desaparece sin más. La decisión de utilizar una sustancia química persistente en un artículo desechable como el envoltorio de un alimento tiene consecuencias que se extienden por los ecosistemas y las generaciones. Para las empresas, esta responsabilidad medioambiental se está convirtiendo en un factor cada vez más importante en la selección de materiales. La huella ambiental de una empresa ya no se limita a las emisiones de carbono o al consumo de agua, sino que se extiende al legado químico de sus productos. Reconocer esta realidad es el primer paso para tomar decisiones más responsables y adaptar las prácticas empresariales a la creciente demanda mundial de gestión medioambiental y compromiso con una economía circular.

3. El cambiante panorama: La normativa mundial sobre PFAS en 2025

El consenso científico sobre los riesgos de los PFAS ha espoleado una oleada de medidas reguladoras en todo el mundo. Para las empresas que operan o venden en los mercados de Estados Unidos y Europa, el panorama jurídico en 2025 es un complejo mosaico de normas en rápida evolución. Lo que estaba permitido el año pasado puede estar prohibido hoy, y lo que está permitido en una jurisdicción puede ser ilegal en otra. Para cumplir la normativa ya no basta con seguir una única norma federal, sino que es necesario un seguimiento activo de las políticas estatales, nacionales e internacionales. La tendencia general es clara: la tolerancia para los PFAS añadidos intencionadamente en los envases alimentarios está disminuyendo, y la red normativa se está estrechando.

Un mosaico de políticas: Prohibiciones federales y estatales en EE.UU.

En Estados Unidos, las medidas normativas sobre PFAS se han caracterizado por un enfoque estatal, a menudo más rápido y exhaustivo que el de los organismos federales. Aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha conseguido que los fabricantes eliminen voluntariamente determinados PFAS de cadena larga, no ha promulgado una prohibición federal general de toda esta clase de sustancias químicas en los envases alimentarios. Esto ha creado un vacío que los estados se han apresurado a llenar.

A partir de 2025, un número significativo de estados han aprobado leyes para prohibir o restringir el uso de PFAS añadidos intencionadamente en los envases de alimentos. Entre estos estados se encuentran mercados importantes como California, Nueva York, Washington y muchos otros de Nueva Inglaterra y el Medio Oeste. Los detalles de estas leyes pueden variar:

  • Alcance: Algunas leyes prohíben los PFAS en todos los envases alimentarios a base de fibras vegetales, mientras que otras pueden dirigirse a elementos específicos como envoltorios o botes de alimentos.
  • Fechas de entrada en vigor: Las fechas de aplicación de estas prohibiciones se han escalonado, lo que obliga a las empresas a seguir un complejo calendario de cumplimiento.
  • Definición de PFAS: La mayoría de las leyes definen los PFAS en sentido amplio para incluir toda la clase de sustancias químicas, lo que impide la lamentable sustitución de un PFAS prohibido por otro ligeramente distinto pero potencialmente igual de nocivo.

Por ejemplo, California ha promulgado recientemente un plan de aplicación de su prohibición de PFAS en los envases de alimentos de origen vegetal, lo que supone un paso de la legislación a la aplicación activa. Este mosaico crea importantes retos para las marcas y los distribuidores nacionales, que deben cumplir requisitos diferentes en los distintos estados. Un producto cuya venta es legal en un estado puede acarrear multas y acciones legales en el vecino.

La postura de la Unión Europea: Hacia una restricción universal

La Unión Europea ha adoptado un enfoque más centralizado y posiblemente más agresivo. Dentro de su amplio marco de regulación de sustancias químicas, REACH (Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Sustancias Químicas), la UE avanza hacia una restricción "universal" de la fabricación, uso y venta de miles de PFAS. No se trata de una propuesta limitada a los envases alimentarios, sino de una amplia acción dirigida a toda la clase de sustancias químicas en casi todos sus usos.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) también ha establecido una estricta ingesta semanal tolerable (IST) para la suma de los cuatro principales PFAS, lo que indica una baja tolerancia de estas sustancias químicas en el suministro de alimentos. Mientras la restricción universal sigue su curso en el proceso legislativo, varios Estados miembros de la UE, como Alemania, Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Noruega, ya han implantado sus propias prohibiciones o restricciones nacionales sobre los PFAS en los envases alimentarios de papel y cartón.

La dirección en la UE es inequívoca: una eliminación casi total de los PFAS en aplicaciones de consumo, incluidos los envases alimentarios, está en el horizonte. Las empresas que exportan a la UE o que operan en ella deben prepararse para esta realidad. El planteamiento de la UE elimina de hecho la complejidad estado por estado observada en EE.UU., pero la sustituye por una normativa de gran alcance que exigirá un replanteamiento fundamental de muchas cadenas de suministro.

Organismo regulador Enfoque de los PFAS en los envases alimentarios Características principales
Estados Unidos (Federal) Eliminación progresiva voluntaria de determinados PFAS No existe una prohibición federal amplia; la FDA ha llegado a acuerdos con los fabricantes para que dejen de utilizar determinados PFAS de cadena larga.
Estados Unidos (Estados) Un mosaico de prohibiciones estatales Muchos estados han aprobado leyes que prohíben los PFAS añadidos intencionadamente en los envases de fibra. El cumplimiento es complejo y varía según el estado.
Unión Europea Restricción general y universal Avanzar hacia una amplia prohibición de toda la clase de PFAS en la mayoría de los usos en virtud de REACH. Los Estados miembros pueden tener prohibiciones nacionales anteriores.
Dinamarca Prohibición nacional pionera Uno de los primeros países en prohibir los PFAS en los materiales de papel y cartón en contacto con alimentos, lo que influye en la política general de la UE.

El reto del cumplimiento de la normativa para las empresas internacionales

Para una empresa con presencia internacional, este entorno normativo fragmentado representa un reto formidable. A proveedor líder de envases debe ser capaz de suministrar productos que cumplan la norma más estricta aplicable en cualquiera de los mercados de sus clientes. Esto significa que la "norma californiana" o la "norma danesa" se convierten de facto en la norma mundial para cualquier empresa que desee operar sin un inventario complejo y específico de cada mercado.

Los principales retos son:

  1. Transparencia de la cadena de suministro: Las empresas deben exigir a sus proveedores una información completa sobre los materiales. Ya no basta con saber de qué está hecho un envase (por ejemplo, de papel); hay que saber con qué se trata.
  2. Pruebas y verificación: Confiar únicamente en las declaraciones de los proveedores puede ser arriesgado. Muchas empresas están aplicando ahora sus propios protocolos de ensayo, a menudo con métodos como el análisis de flúor orgánico total (TOF), para verificar que sus envases están realmente libres de PFAS añadidos intencionadamente.
  3. Navegar por las definiciones: La definición jurídica de "PFAS añadidos intencionadamente" puede ser matizada. Las empresas deben trabajar con expertos jurídicos y técnicos para garantizar que sus productos y documentación cumplen los requisitos específicos de cada jurisdicción.

Definición de "exento de PFAS": ¿Qué significan las certificaciones?

En respuesta a la demanda de productos más seguros, han surgido varias certificaciones de terceros para ayudar a las empresas y los consumidores a identificar los envases sin PFAS. Las certificaciones de organizaciones como el Instituto de Productos Biodegradables (BPI) son cada vez más importantes.

Anteriormente, BPI certificaba muchos productos de fibra moldeada como "compostables" aunque contuvieran PFAS. Reconociendo la contradicción, BPI actualizó sus normas y, a partir de 2020, exige que todos los productos compostables certificados por BPI estén libres de PFAS añadidos intencionadamente. Cuando una empresa se abastece de envases, buscar certificaciones como la BPI puede proporcionar una valiosa garantía.

Sin embargo, es vital entender qué significa "sin PFAS" en un contexto normativo y práctico. La mayor parte de la legislación prohíbe la adición intencionada de PFAS. Debido a la posibilidad de contaminación no intencionada por contenido reciclado o maquinaria, pueden detectarse trazas de PFAS incluso en productos que cumplen la ley. Por ello, muchas normas establecen un umbral máximo de flúor orgánico total (a menudo 100 partes por millón) para distinguir entre el tratamiento intencionado y la contaminación accidental inevitable. Para las empresas, el objetivo es abastecerse de productos certificados que no contengan PFAS añadidos intencionadamente, un compromiso que demuestra la diligencia debida y una postura proactiva en materia de seguridad.

4. El imperativo empresarial: Por qué es innegociable abandonar los PFAS

Más allá de la compleja red de normativas, existe un poderoso argumento empresarial para eliminar proactivamente los PFAS de los envases alimentarios. La decisión de pasar a alternativas más seguras ya no es sólo una cuestión de cumplimiento; es un imperativo estratégico para la gestión de riesgos, la protección de la marca y la competitividad del mercado a largo plazo. En el tribunal de la opinión pública y en el balance general, el uso continuado de "sustancias químicas para siempre" representa una responsabilidad cada vez mayor. Las empresas que reconozcan este cambio y actúen con decisión estarán mejor posicionadas para el éxito futuro, mientras que las que se queden atrás corren el riesgo de cargar con existencias obsoletas, problemas legales y una reputación dañada.

Los riesgos jurídicos asociados a los PFAS son considerables y polifacéticos. A medida que se acumulan las pruebas científicas de los daños y se endurece la normativa, aumentan las posibilidades de litigio. Estos riesgos pueden manifestarse de varias maneras:

  • Cumplimiento de la normativa: A medida que estados como California empiezan a aplicar activamente sus prohibiciones, las empresas que no las cumplan pueden enfrentarse a multas significativas, retiradas de productos y órdenes de suspensión de ventas. El coste del incumplimiento puede superar con creces el coste de la transición a materiales más seguros.
  • Demandas de consumidores: Se están presentando demandas colectivas contra marcas de consumo y minoristas por no revelar la presencia de PFAS en sus productos o por hacer afirmaciones engañosas de que son "ecológicos" o "seguros". Estas demandas pueden dar lugar a costosos acuerdos y dañar la imagen pública de una empresa.
  • Acciones de los accionistas: Las empresas que cotizan en bolsa pueden verse presionadas por los inversores, que ven en el uso continuado de PFAS un riesgo material para la salud financiera de la empresa. Los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) influyen cada vez más en las decisiones de inversión, y las empresas con políticas deficientes de gestión de sustancias químicas pueden verse penalizadas.
  • Responsabilidad futura: La historia de otros materiales peligrosos como el amianto y el plomo sirve de advertencia. Las empresas implicadas en la fabricación o venta de productos que contienen PFAS podrían enfrentarse a enormes responsabilidades durante décadas, relacionadas con la limpieza medioambiental y las demandas por lesiones personales.

Al pasar de forma proactiva a envases sin PFAS, una empresa puede reducir significativamente su exposición a estas amenazas legales y financieras, creando un entorno operativo más estable y predecible.

Proteger la reputación de la marca y fomentar la confianza del consumidor

En la era digital, la reputación de la marca es el activo más valioso de una empresa, y puede verse irrevocablemente dañada de la noche a la mañana. Los consumidores están más informados y preocupados por la seguridad química que nunca. Las noticias, los informes de grupos de defensa y las campañas en las redes sociales pueden poner rápidamente en evidencia a las marcas que siguen utilizando PFAS en sus envases.

El argumento es sencillo y contundente: una empresa está poniendo a sabiendas sustancias químicas potencialmente nocivas en contacto con los alimentos que vende a las familias. Es una posición difícil de defender. Por el contrario, las empresas que pueden comunicar con autenticidad y transparencia su alejamiento de los PFAS tienen una poderosa historia que contar. Lo demuestran:

  • Responsabilidad: Demuestra que la empresa se toma en serio su deber de atender a sus clientes.
  • Transparencia: Genera confianza mostrándose abierta sobre sus materiales y su cadena de suministro.
  • Liderazgo: Posiciona a la marca como líder con visión de futuro que se adelanta a la curva normativa y se alinea con los valores de los consumidores.

A compromiso con las prácticas sostenibles ya no es un ángulo de marketing de nicho; es fundamental para la identidad de la marca. La confianza se construye a través de acciones, y la eliminación voluntaria de una sustancia química preocupante es una acción clara y decisiva que resuena entre los consumidores de hoy en día.

La creciente demanda de envases sostenibles y seguros

El propio mercado está impulsando la transición hacia el abandono de los PFAS. La demanda de envases sostenibles y seguros no es una tendencia pasajera, sino un cambio fundamental en las expectativas comerciales y de los consumidores. Las principales empresas de servicios alimentarios, cadenas de restaurantes y minoristas de comestibles ya se han comprometido públicamente a eliminar gradualmente los PFAS de sus envases alimentarios.

Esto crea un poderoso efecto dominó en toda la cadena de suministro. Estos grandes compradores exigen ahora a sus proveedores que ofrezcan opciones sin PFAS. Un fabricante o distribuidor de envases que no pueda satisfacer esta demanda verá cómo su cuota de mercado se reduce rápidamente. La cuestión para una empresa ya no es si necesitará abastecerse de envases sin PFAS, sino cuándo.

Esta demanda está impulsada por una comprensión más holística de la sostenibilidad. Un producto fabricado a partir de caña de azúcar renovable no es verdaderamente sostenible si está recubierto de un "producto químico para siempre" que contamina el abono y los sistemas hídricos. La verdadera sostenibilidad abarca todo el ciclo de vida de un producto, incluida su huella química y su impacto al final de su vida útil. Al ofrecer envases certificados sin PFAS, las empresas pueden satisfacer esta sofisticada demanda y atender al segmento más exigente y de mayor crecimiento del mercado.

Prepare su cadena de suministro para una normativa más estricta

El panorama normativo actual, por complejo que sea, probablemente sea sólo el principio. La dirección de la política tanto en EE.UU. como en la UE apunta hacia restricciones aún más estrictas de los PFAS. Una empresa que espera a que se aplique plenamente una prohibición para cambiar sus envases está actuando de forma reactiva. Esto puede dar lugar a:

  • Buscando alternativas: Una búsqueda de última hora de envases conformes puede llevar a decisiones precipitadas, costes más elevados y posibles interrupciones del suministro.
  • Inventario obsoleto: Una empresa podría quedarse con los almacenes llenos de envases cuya venta de repente ha pasado a ser ilegal, lo que supondría una pérdida financiera total.
  • Desventaja competitiva: Los competidores que hayan hecho el cambio antes ya se habrán asegurado un suministro fiable de materiales alternativos y habrán consolidado su reputación como marcas responsables.

La transición proactiva a alternativas sin PFAS es una forma de prepararse para el futuro. Alinea la cadena de suministro de una empresa con la dirección inevitable de la normativa y la demanda del mercado. Transforma una crisis potencial en una transición planificada, lo que permite una selección meditada de materiales, pruebas de rendimiento y una implantación sin problemas. Este enfoque estratégico minimiza los trastornos y prepara a la empresa para prosperar en un futuro en el que la seguridad química no es sólo una opción, sino una expectativa básica.

5. El camino a seguir: Adoptar alternativas seguras y eficaces sin PFAS

El imperativo de abandonar los PFAS en los envases alimentarios es evidente, pero naturalmente lleva a una pregunta crítica: ¿qué utilizamos en su lugar? Durante años, la industria confió en los PFAS porque eran eficaces y baratos. La buena noticia es que la innovación no se ha detenido. Impulsados por la presión normativa y la demanda del mercado, los científicos especializados en materiales y los fabricantes de envases han desarrollado una serie de alternativas viables y comercializables que pueden proporcionar la funcionalidad necesaria sin el legado tóxico. El camino a seguir pasa por comprender estas alternativas, verificar su rendimiento y seguridad, y elegir socios comprometidos con este nuevo estándar de excelencia.

Innovaciones en la ciencia de los materiales: Exploración de sustitutos viables

El reto consiste en reproducir las propiedades de resistencia a la grasa y al agua de los PFAS utilizando materiales benignos. No existe un único sustituto "mágico", sino que la solución suele estar en una combinación de distintos materiales y procesos. Algunas de las alternativas más prometedoras disponibles en la actualidad son:

  • Recubrimientos de base biológica: Los polímeros y ceras de origen vegetal, como el ácido poliláctico (PLA), pueden aplicarse como revestimiento fino sobre papel y cartón. El PLA es un bioplástico compostable fabricado a partir de almidón de maíz o caña de azúcar que crea una barrera eficaz contra la humedad y la grasa. Otras fórmulas utilizan ceras o almidones naturales para conseguir resultados similares.
  • Fibras densamente empaquetadas: Algunas técnicas innovadoras de fabricación de papel crean una estructura de fibras extremadamente densa y apretada. Este proceso, a veces llamado calandrado mecánico, cierra físicamente los poros del papel, haciéndolo naturalmente resistente a la penetración de la grasa sin necesidad de ningún aditivo químico.
  • Revestimientos a base de arcilla y minerales: El uso de materiales naturales como la arcilla o el carbonato cálcico como revestimiento puede rellenar eficazmente los poros del papel, creando una barrera contra los líquidos. Estos materiales son inertes, baratos y tienen un largo historial de uso seguro en contacto con alimentos.
  • Silicona y otros polímeros: Aunque la silicona es un polímero sintético, no contiene el enlace carbono-flúor que define a los PFAS y, en general, se considera mucho más segura y estable. Se utiliza a menudo para aplicaciones antiadherentes, como las esteras para hornear, y puede adaptarse para su uso en envases alimentarios.

La elección de la alternativa depende a menudo de la aplicación específica: los requisitos de un recipiente para sopa caliente son distintos de los de una manga pastelera. Una parte clave de la transición es trabajar con un proveedor experto que pueda ayudar a identificar la alternativa mejor y más rentable para cada necesidad. Las empresas pueden empezar por explorar opciones de bolsas de papel certificadas para uso alimentario para comprender la gama de soluciones disponibles.

Evaluar el rendimiento: ¿Coinciden las alternativas?

Una preocupación común de las empresas es si las alternativas sin PFAS pueden funcionar tan bien como los materiales tradicionales tratados con PFAS. ¿Tendrá fugas el envoltorio de la hamburguesa? ¿Se empapará el cuenco compostable? Son preguntas válidas.

La realidad en 2025 es que, para la gran mayoría de las aplicaciones de envasado de alimentos, el rendimiento de las alternativas modernas es comparable, y a veces incluso superior, al de los productos tratados con PFAS. Se realizan pruebas exhaustivas para garantizar que estos nuevos materiales puedan soportar los rigores del entorno de los servicios alimentarios. Esto incluye "pruebas de kit" para medir la resistencia a la grasa y pruebas de retención para medir el tiempo que un envase puede contener líquido sin fugas.

Por supuesto, no todas las alternativas son iguales. Es crucial que las empresas examinen sus opciones. Esto puede implicar:

  1. Solicitud de muestras: Realice sus propias pruebas internas con sus productos alimentarios específicos para ver cómo se comporta el envase en condiciones reales.
  2. Revisión de las fichas técnicas: Pida al proveedor datos de rendimiento que cuantifiquen la resistencia del material al aceite, el agua y el calor.
  3. Búsqueda de casos prácticos: Pida ejemplos de otras empresas de servicios alimentarios que hayan realizado con éxito el cambio utilizando la alternativa propuesta.

Aunque en los primeros tiempos del desarrollo sin PFAS podía haber lagunas de rendimiento, la tecnología ha madurado considerablemente. El mercado ofrece ahora una amplia selección de materiales de alto rendimiento que satisfacen las necesidades funcionales de las empresas sin comprometer la seguridad.

Cómo verificar que sus envases están realmente libres de PFAS

Dadas las complejidades de la contaminación no intencionada y la importancia del cumplimiento, ¿cómo puede una empresa estar segura de que los envases de los que se abastece están realmente libres de PFAS añadidos intencionadamente? Esto requiere un enfoque múltiple de la verificación.

  1. Exija declaraciones de proveedores: El primer paso es conseguirlo por escrito. Exija a su proveedor una declaración formal o un certificado de conformidad en el que conste que sus productos no contienen PFAS añadidos intencionadamente y que cumplen los requisitos normativos de todas las jurisdicciones en las que opera (por ejemplo, un contenido total de flúor orgánico inferior a 100 ppm).
  2. Busque certificaciones de terceros: Como ya se ha dicho, las certificaciones de organismos reputados como BPI (para artículos compostables) proporcionan una validación independiente por terceros de que los productos cumplen estrictas normas de ausencia de PFAS. Esto desplaza parte de la carga de verificación de usted al certificador.
  3. Realización de pruebas independientes: Para las empresas con grandes volúmenes o un riesgo significativo para la marca, puede ser prudente realizar periódicamente pruebas de laboratorio independientes en sus envases. Esto proporciona la verificación definitiva y demuestra el más alto nivel de diligencia debida. El método más común, como se señala en la investigación y por organizaciones como Consumer Reports, es la prueba de flúor orgánico total (TOF), que sirve como un marcador fiable de la presencia de PFAS.

Confíe, pero verifique. Un proceso de verificación sólido protege su negocio, sus clientes y su marca.

Asociarse con un proveedor responsable: Una decisión estratégica

En última instancia, la forma más sencilla y eficaz de llevar a cabo la transición sin PFAS es asociarse con un proveedor de envases que ya sea un experto en este ámbito. Un proveedor responsable y bien informado es más que un simple vendedor: es un socio estratégico para su éxito.

¿Qué debe buscar en un proveedor?

  • Postura proactiva: Deberían adelantarse a la normativa, no limitarse a reaccionar ante ella. Deberían haber investigado y desarrollado ya una gama completa de alternativas sin PFAS.
  • Transparencia: Deben estar dispuestos y ser capaces de facilitar toda la documentación necesaria, certificados de conformidad y datos técnicos de sus productos.
  • Experiencia: Deben ser capaces de guiarle hacia la alternativa adecuada para sus necesidades específicas, equilibrando los objetivos de rendimiento, coste y sostenibilidad.
  • Alcance mundial: Para las empresas internacionales, es vital trabajar con un proveedor que entienda el complejo panorama normativo mundial y pueda garantizar el cumplimiento en todos sus mercados.

Cambiar a envases sin PFAS es un paso fundamental para adaptar su empresa al futuro de la restauración. Es una decisión que protege la salud pública, salvaguarda el medio ambiente y refuerza su marca. Conociendo las alternativas disponibles, aplicando un riguroso proceso de verificación y eligiendo a los socios adecuados, esta transición puede ser una afirmación sin fisuras y poderosa del compromiso de su empresa con la calidad y la responsabilidad.

Preguntas más frecuentes (FAQ)

¿Cómo puedo saber si los envases alimentarios contienen PFAS?

Desgraciadamente, no se puede saber con sólo mirar. No hay ninguna diferencia visible entre el papel tratado y el no tratado. Los mejores indicadores son las certificaciones de terceros, como BPI (para productos compostables), que prohíben explícitamente los PFAS añadidos intencionadamente, o una confirmación directa de la marca o el fabricante. Los productos de papel resistente a la grasa y al agua que carecen de dicha certificación son sospechosos.

¿Se tratan todos los tipos de envases de papel con PFAS?

No. Muchos productos de papel, como las bolsas de papel normal o las cajas de cartón no destinadas a entrar en contacto directo con alimentos grasientos, no suelen tratarse. La preocupación se centra principalmente en los envases diseñados para actuar como barrera contra el aceite y el agua, como los envoltorios de comida rápida, los cuencos de fibra moldeada y las bolsas de palomitas para microondas.

¿Cuál es la diferencia entre PFOA, PFOS y otros PFAS?

El PFOA y el PFOS son dos de los tipos de PFAS más antiguos y más estudiados, a menudo denominados sustancias químicas de "cadena larga". Debido a importantes problemas de salud, se han eliminado en gran medida de la producción en EE.UU. y Europa. Sin embargo, a menudo se sustituyeron por PFAS de "cadena corta". Aunque en un principio la industria afirmaba que eran más seguros, los nuevos datos científicos sugieren que plantean riesgos similares para la salud y el medio ambiente, razón por la cual la normativa se centra ahora en toda la clase de miles de sustancias químicas PFAS.

¿Son más caras las alternativas sin PFAS?

Al principio, algunas alternativas sin PFAS eran más caras. Sin embargo, con el aumento de la demanda y de la producción, los costes se han hecho mucho más competitivos. En muchos casos, el precio de las opciones de alto rendimiento sin PFAS es ahora comparable al de los antiguos materiales tratados. Cualquier pequeña diferencia de precio suele considerarse una inversión rentable en mitigación de riesgos y protección de la marca.

¿Cuáles son las principales fuentes de exposición a los PFAS, además de los envases alimentarios?

Los PFAS se utilizan en una gran variedad de productos. Entre las principales fuentes de exposición se encuentran el agua potable contaminada (a menudo cerca de polígonos industriales o bases militares), las alfombras y tapicerías resistentes a las manchas, la ropa impermeable, algunos cosméticos y los utensilios de cocina antiadherentes. El envasado de alimentos se considera una vía importante y directa de exposición alimentaria.

¿Es posible eliminar los PFAS de mi organismo?

El cuerpo excreta los PFAS muy lentamente, por eso se acumulan. La "semivida" (el tiempo que tarda el organismo en eliminar la mitad de la cantidad presente) puede ser de varios años para los PFAS heredados como el PFOA y el PFOS. Actualmente no existe ningún tratamiento médico establecido para eliminar activamente los PFAS del organismo. La estrategia más eficaz es reducir al mínimo la exposición continuada procedente de todas las fuentes.

¿Qué medidas concretas está tomando la FDA en relación con los PFAS en los envases alimentarios?

A partir de 2025, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) ha conseguido que los fabricantes retiren voluntariamente del mercado determinados tipos de PFAS (los que contienen alcohol fluorotelómero 6:2) utilizados en el envasado de alimentos. Aunque la FDA sigue examinando la seguridad de otros PFAS, aún no ha promulgado una prohibición amplia y obligatoria de toda la clase, razón por la cual la legislación estatal ha sido tan decisiva para impulsar la transición del mercado.

Conclusión

La conversación en torno a la pregunta, se utilizan PFAS en los envases alimentariosha cambiado radicalmente. Ya no se trata de un nicho de preocupación para científicos y activistas, sino de una cuestión central para empresas, reguladores y consumidores de todo el mundo. Las pruebas son contundentes: estas "sustancias químicas eternas", aunque funcionalmente útiles, plantean riesgos innegables para la salud humana y la estabilidad del medio ambiente. Su persistencia significa que cada decisión de utilizarlas en un producto desechable tiene consecuencias que durarán generaciones.

En 2025, el camino a seguir no es el del debate, sino el de la acción. La convergencia de normativas estrictas, la creciente demanda de seguridad por parte de los consumidores y la amenaza real de daños legales y de reputación han convertido la transición a envases sin PFAS en un aspecto innegociable de las empresas responsables. Afortunadamente, no se trata de un viaje que las empresas deban emprender solas o sin un mapa. La innovación en la ciencia de los materiales ha proporcionado una sólida cartera de alternativas seguras, eficaces y competitivas en costes.

Al adoptar estos nuevos materiales, las empresas hacen algo más que cumplir la ley. Fomentan la confianza de sus clientes, preparan sus operaciones para el futuro frente a normas aún más estrictas y dan un paso significativo hacia un mundo más sostenible y menos tóxico. La elección de eliminar los PFAS es una poderosa declaración de los valores de una marca y una inversión estratégica en su propia salud y éxito a largo plazo.

Referencias

Informes del consumidor. (2022, 24 de marzo). Las peligrosas sustancias químicas PFAS están en los envases de sus alimentos. consumerreports.org

Fabricación de papel Hirose. (2025, 13 de enero). Materiales de alto rendimiento como alternativas a los PFAS. hirose-paper-mfg.co.jp

Keller y Heckman LLP. (2024, 10 de agosto). California promulga un plan de aplicación de la prohibición de PFAS en envases de alimentos de origen vegetal. PackagingLaw.com. packaginglaw.com

Liu, C., Yu, G., & Wang, Y. (2024). Unveiling per- and polyfluoroalkyl substance contamination in Chinese paper products and assessing their exposure risk. Bioresource Technology, 401, 130761. sciencedirect.com

Posner, S., & Geller, A. (2024). Per- and polyfluoroalkyl substances in food packaging: Migration, toxicity, and regulation. Comprehensive Reviews in Food Science and Food Safety, 23(3), e13296. pmc.ncbi.nlm.nih.gov

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